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La exposición Paisajes pensados relaciona pinturas de Ortega Muñoz realizadas hace algunas décadas con fotografías actuales tomadas por José Manuel Ballester, Premio Nacional de Fotografía en 2010.
Con la iconografía del extremeño en mente, Ballester aceptó la invitación de la Fundación Ortega Muñoz y, lanzado a recorrer parecidos caminos y contemplar semejantes territorios, tan sólo impregnado con el espíritu del pintor, ha mirado el territorio y ha sentido una emoción similar.
El resultado es una sorprendente cercanía entre las pinturas de uno y las fotografías del otro. No es que esos paisajes de viñedos, trigales u olivares no hayan cambiado en exceso durante las últimas décadas, pues sí lo han hecho, aunque de manera muy sutil debido a la industrialización de la agricultura, sino que el motivo de la aproximación entre las obras de ambos artistas es el haber actuado con una semejante sensibilidad y desde compartidas posiciones de devoción y respeto hacia la Naturaleza.
Ambos son artistas modernos, cada uno a su manera y en su momento. Ballester tiene ese crédito unánimemente reconocido, Ortega Muñoz lo tuvo en su momento gracias a su honda convicción de pintor con poderosa peculiaridad estilística, en momentos en que lo fácil hubiese sido renunciar a sus convicciones para sumarse a las convenciones de lo fugaz y lo decorativo. Nuestra tarea actual consiste en poner de manifiesto que aquella modernidad que tuvo Ortega Muñoz la mantiene hoy en día y Ballester nos lo pone de manifiesto. |