Antoni Abad | Lleida, 1956. Vive en Barcelona
Licenciado en Historia del Arte en 1979, empieza a exponer de inmediato. Tras unas “pinturas trenzadas” que se explayan tridimensionalmente (1983), Abad apostata de la pared y se convierte a la escultura, utilizando materiales industriales y objetos comunes —indistintamente blandos (plásticos, gomaespuma), rígidos (módulos de estanterías metálicas), articulados o retráctiles (sillas de tijera, navajas, metros de carpintero y cintas métricas)—, con los que crea unas esculturas metamórficas y flexibles, con el don implícito del movimiento (aunque no a la manera de la escultura cinética, sino que aquél se desvela mediante fotografías, vídeos o interacciones escénicas). A partir de “Medidas menores” (1994) incorpora y cobran creciente relieve los elementos audiovisuales y multimediales, y sus planteamientos de orden primeramente formal dan paso a otras implicaciones más subjetivas y metafóricas. Sin embargo, sea en sus instalaciones y proyecciones o en sus piezas telemáticas, se considera “más que nunca un escultor”.